miércoles, 21 de noviembre de 2007

El Rol de la Educación en la Postmodernidad

Para poder realizar una análisis del texto de Ángel Pérez Gómez: ”Valores y tendencias que presiden los procesos de socialización en la época Postmoderna”, extraído del libro La Cultura escolar en la Sociedad Neoliberal, es necesario entender el por qué hablamos de una Postmodernidad, ¿Cuándo pasamos de modernidad a una postmodernidad? ¿Una es continuación de la otra?.

Algunos autores refieren que la Postmodernidad no se puede postular como una época, puesto que ello sólo es posible cuando existe una línea de tiempo ya pasada, cuando se observa hacia atrás, pero sí podemos decir que es la continuidad de la modernidad ( Massei, 2007)

Los conceptos que marcan la postmodernidad son el nihilismo, hedonismo, relativismo y el consumismo, por lo tanto podríamos decir que es la era del “todo vale”. A decir de Nietzsche (1900), que es quien asentó las bases de la postmodernidad, es aquí donde el sujeto se desvincula de lo racional, de lo objetivo. Nietzsche, con su máxima “Gott its tot – todo está permitido” (Dios ha muerto), quiso realizar una crítica a la ciencia, a la moral y a la vida religiosa, que era hasta ese entonces quienes tenían la verdad. Además de existir una serie de cambios a nivel global, como la revolución industrial, que es el hito que generará repercusiones a nivel de organización social, en lo político y que influirá, desde Europa, en la evolución en distintas esferas en el resto del mundo.

Así se generó un sujeto, como bien lo describe Pérez Gómez, basado en una sociedad de mercado, en la que prima el consumismo, la cultura del placer, es decir, para Jorge Peña (El Mercurio, 2007) un individuo acrítico y conformista.

Para J. Baudrillard, la postmodernidad generó un sujeto desvinculado, que está viviendo permanentemente en una hiperrealidad, y que es configurado por objetos, cosas y seducido o entrampado por los medios de comunicación, lo que ha estancado el pensamiento reflexivo, tornándolo débil y sin proyección.

Por lo anteriormente dicho, es como surge un nuevo concepto, el estatus: “cada uno en el lugar que le corresponde, producto de sus esfuerzos”, lo que nos definirá como una sociedad competitiva, hablando de meritocracia y cambiando el eje valórico del “ser al “tener”. Es así como toma fuerza el concepto de “apariencia”, cuando deberíamos fortalecer o trabajar la cultura de lo propio, evitando así que nuestra sociedad se vea limitada en aspectos tan importantes y fundamentales como la creatividad, autonomía, afianzamiento de la personalidad, confianza en si mismo y autosuperación, entre otros.

En el mundo globalizado, no se disfrutan los momentos, el vertiginoso avance de las ciencias y tecnología, el rápido acceso a la información, y gran número de cambios en poco tiempo, terminan por destruir tradiciones, lo que nos lleva a la pérdida del sentido de pertenencia, como bien dice Pérez Gómez, una concepción ahistórica de la realidad, una realidad que nos exige un alto grado de flexibilidad y adaptabilidad al cambio, de lo contrario, somos excluidos de esta.

Por otro lado, y haciendo referencia a Jorge Peña, en su texto “Crítica y rebeldía” (El mercurio,2007) , nos habla de la no conformidad de esta era, el importante rol de la publicidad y la cultura que define a la sociedad actual, “la moda de una religión al cuerpo, donde se orienta la autorrealización del “yo” a un cuerpo que vive para el placer y la satisfacción, ambos conceptos, con carácter de producto. Estamos frente a una cultura que se extiende a lo más, a lo del sábado por la noche y con ello el ensalzamiento de la juventud. La postmodernidad pierde objetivos claros con límites.

Al igual que Jorge Peña, Pérez Gómez nos dice que pasamos de estar centrados en Dios a estar centrados en el ser humano, algo que fácilmente podemos comprobar, basta con recurrir a medios de comunicación para observar los patrones de la postmodernidad descritos por el autor, el surgimiento de nuevos movimientos alternativos o subculturas.

A mi parecer, me es difícil realizar una crítica al individuo postmoderno, más cuando me doy cuenta de que esta descripción de una sociedad frívola, irracional, que ha trastocado sus valores, es en la que me encuentro inserta. Pero no podemos hacer “vista gorda” frente a una problemática que sin duda alguna nos afecta y que , como futuros docentes, tendremos el deber de velar por orientar/guiar a individuos que más tarde formarán parte de los cambios sociales, políticos y económicos, nos sólo de nuestro país, sino que del mundo.

De aquí la importancia de ser profesionales del área educacional conscientes de nuestro rol en la sociedad, con o sin recursos económicos, con o sin el apoyo de entidades superiores, mantener nuestra esencia, luchar por ser auténticos, creativos, ser individuos con opinión, con ideas y objetivos claros, cultivar en nuestros estudiantes la autosuperación, el desarrollo de la creatividad y toma de decisiones. Pienso que es todo cíclico, así como se reciclan modas de épocas pasadas, pienso que en algún momento volverán épocas en que la comunicación familiar sea fundamental, en que el compartir, el preocuparse por el otro sea más importante que ser mejor que el otro, un momento en que podamos despertar del vertiginoso mundo de la información y de la tecnología, y que nos ocupemos más del ser que del deber ser.




Nota: Estimada Profesora María Teresa, al ser esta nuestra última publicación, quiero agradecer por brindarnos este espacio de diálogo honesto y creativo. Debe saber que es una excelente Académica, un ejemplo para todos nosotros. Con afecto, Mónica Fernández M.